miércoles, 21 de abril de 2010

el peor de los miedos

vuelvo otra vez, y como digo muchas veces, no sé si es bueno, o malo.
sé que es al menos, un tanto liberador. y es que cuando vuelvo es porque hay algo. bueno malo, pero hay algo.
esta vez no es muy diferente con respecto a las otras, pero esta tiene algo. ese algo es un condimento externo, otro punto de vista que resonó en mis convicciones y les dió significación, aseveración y dudas también.
qué horrible es quedarse solo. qué horrible es quedarse solo.
qué horrible es especular. qué horrible es especular.
qué horrible es pensar. qué horrible es pensar.
qué horrible no tener nada que hacer. qué horrible no tener nada que hacer.
qué horrible levantarse sin fin. qué horrible levantarse sin fin.
qué horrible es esperar. qué horrible es esperar.
pero debo ser paciente. me lo tengo que recordar.
pero debo ser paciente. me lo tengo que recordar.
pero debo ser paciente. me lo tengo que recordar.
pero debo ser paciente. me lo tengo que recordar.
pero debo ser paciente. me lo tengo que recordar.
pero debo ser paciente. me lo tengo que recordar.
cada vez que encuentre las puertas cerradas, encontraré el agujero que me lleva no afuera ni más lejos, pero es donde puedo quedarme solo, especular, pensar, hacer y finalmente levantarme, sin temer.
la paciencia. divino regalo.