martes, 27 de septiembre de 2011

ahí me paré

habíamos aprendido el nombre del otro hace no mucho.
sin embargo, cuando llegó el momento, no estaba seguro si eras vos.
me miraste S, no mientas! es verdad. yo te miré también, pero dudé!
te miré de nuevo y llegué a observar cómo tus ojos se posaban de nuevo en el texto y tu boca hizo una mínima mueca. tal vez en el sentido "mirame que te miré, idiota", pero aún mi seguridad no es la suficiente como para afrontar la equivocación, además estabamos a punto de rendir. para lo que quiero hacer con vos, no era tiempo suficiente, ni el lugar apropiado.
de todas maneras, fue tan evidente que me había detenido a saludarte (cosa que al final no hice) que no puedo evitar que me de risa. otra vez un pequeño fallo que limita mis chances de lo que sea, pero que ésta vez no tiene tanta importancia, por suerte. es más destacar la obviedad y esos pequeños gestos que no llegaron a ser comprendidos, que el hecho de no haber podido hablarte y llevarte a mi cama luego.