miércoles, 30 de marzo de 2016

Hoy me pasó al revés.

Mi manera de reaccionar ante figuras femeninas dignas de toda mención y reconocimiento por sus características estéticas de lo más sublimes, ha sido totalmente frustrada por un cambio radical e inesperado del orden de los hechos, con respecto a la forma en la que suelen darse.
Normalmente, me tomaría alrededor de unos segundos configurar la imagen de aquel ser afortunado y derivado indudablemente de los registros de lo imaginario, de quien se destaca el poder corporizar conceptos tan sofisticados y placenteros para el ojo y los sentidos, pero hoy se dio de manera inversa. Y esos segundos que me tomaban para hacer lo primero, todo ese proceso pasó a un segundo momento, que fue luego de admirar vuestro rostro y otras características de lo más apetecibles y deslumbrantes.
El curso normal y hasta me atrevería decir, correcto de los hechos tendría que haber sido admirarte, fantasearte, con suerte haberte soñado antes tal vez, para luego perderme en la nostalgia por venir al saber de mis incontables incapacidades para hacer determinados acercamientos, pero como quien me conoce sabe, a veces prefiero dejar las cosas como están, y mantener esas posibilidades como enigmas, hermosos enigmas, y simplemente admirar y disfrutar el lugar que la naturaleza y un montón de contingencias han preparado para mí. Me quedaría perplejo, sin habla, sin importar nada alrededor, comparar y buscar y buscar y buscar dónde habré visto esos ojos, esos labios y esas manos tan, tan... tan... que me hubiera encantado admirar sin conocer la voz que los acompañaba, las palabras que transportaban y la personalidad que las vestía.
Hoy tocó que fuera al revés. Ya sé tu nombre, ya sé dónde encontrarte, ya sé cuántas veces deberíamos vernos por lo menos en un año. Me tocó conocerte antes que admirarte. Siento las cosas cambiar y probablemente sea un buen momento. Nunca podré evitar pensar si hubiera sido capaz siquiera de dirigirte la palabra, si no me hubiera tocado directamente tener un contacto concreto contigo por cuestiones del deber. Cautivante sería sólo el inicio de mi descripción para contigo.