miércoles, 13 de mayo de 2009

Un rato antes de morir otra vez

Comienzo por decir que odio el título, y odio a la gente que dice morir en vida. Es demasiado alejado al sentimiento mismo de vivir. Redundante, ilógico. Pero se dió hoy que tal vez entiendo mejor a esta gente cuando dice ese tipo de cosas.
Hoy me tocó caminar las calles con techos altos, edificios pintados de celeste y blanco y el cielo pintado de gris. Qué maravilloso espectáculo. Encima Rocio se había hecho presente y acariciaba mi cara con una calidad sublime. El frío hizo doler la punta de mis dedos y mis oídos. Pero es que no necesitaba ni tocar ni oír nada; solo debía mantenerme ahí. Donde miles han pisado pero pocos han disfrutado de lo que yo gocé hoy. Me sentí afortunado y feliz por momentos. Pero claro, debía volver a casa, a "vivir"...

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