martes, 15 de diciembre de 2009

Democracia: esa dama que amamos y protegemos, esa prostituta que odiamos y queremos destruir.

Porque la política es el campo donde los intereses se entremezclan, se maximizan y las uniones y los status son cruciales, de todas formas se dice que quien termina eligiendo es el pueblo. Éste último concepto más que utilizado últimamente se ha prestado a salir de boca de diferentes grupos sociales divididos por status tanto socio-económico como por sus situaciones; es decir, ocupados o desocupados, 'laburadores' o 'gente que tiene que robar (y matar) para comer'.
Más allá de eso, hace casi 200 años que la República Argentina se ha mantenido en una misma línea de conducción (la democracia). Ésta en mi opinion, trasciende unitarios y federales, socialistas o liberales. Pero tiene una connotación mucho más que especial en el caso de 'fachos' o 'madres, hijos, abuelas y nietos, etc.', víctimas en mayoría de la última dictadura militar que tuvo lugar desde el año 1976 hasta el año 1983.
Fuera de esto, quiciera centralizar este examen en la noción de democracia y otras especificaciones que la Constitución Nacional deja en claro en su Preámbulo: somos una nación libre, bajo la religión cristiana apostólica romana, representativa presidencialmente hablando, viviremos en democracia y esto implica que aquellos nativos de estas tierras habiendo sobrepasado los 18 años de edad y de forma universal, secreta y obligatoria, elegirán a sus representantes durante una determinada cantidad de tiempo. Debiendo, bajo la mirada de dios, rendir cuentas al estado y al pueblo al cual le debe su elección y su poder.
Ahora bien, es innegable y esto ha sido pensado mucho después de 1853, pero existen como anticipé arriba, intereses y un juego sumamente macabro que envuelve actores, actrices, organismos, entes, organizaciones, cada uno con su estuche de necesidades, intereses e ideologías que de una u otra forma serán saciadas y otras no. O no de manera inmediata.
Por todo lo mencionado arriba, y pese a quien le pese, la Democracia (entre un infinito de cosas más que se me escapan debido a mi escaza formación y más aún por mi ignorancia), es aquella 'libertad' que costó la sangre, el tiempo y el esfuerzo de un montón de vidas y grandes hombres y mujeres; conocidos y heroicos aún en su anonimato. Insisto, pese a quien le pese, y que por una u otra causa, no intente cambiar o entorpecer ijustificada, injusta y vacíamente la historia. No es la más perfecta, y aún estamos pagando graves errores de épocas maravillosas y de cuento de hadas que contaban de papeles verdes y una moneda nacional iguales en valor, pero ni destituir ni avalar sólo por la caja gestiones políticas correctas o escandalosamente corruptas es la práctica original y optima de esta dama: amada, respetada o ingenuamente seguida, y por otro lado, no respetada, y al contrario no tomada en serio y que algunos preferirían ver arder en la fogata que calienta y alumbra las ideologías que la consideran innecesaria, inútil.
La Democracia trasciende intereses vagos, idelogías conflictivas. Es cierto, se deja seducir muy fácilmente por el poder. A veces la sociedad no ve esto, pero cada tropezón, cada caída debería acercarnos aún más a su correcta realización. Al contrario de lo que pasa hoy: donde el dinero y la corrupción corrompen valga la redundancia un sistema muy enfermo, una sociedad cada vez mas enferma, demasiado apurada por llegar a fin de mes, cortar una calle o cobrar en efectivo favores, tranzas y otras prácticas poco cabellerosas.
La única salida es la destitución? La caja? Una sociedad inútil, mantenida e ignorante? O todo lo contrario? La realidad confunde. Pero debemos mirar claro hacia el objetivo de un presente y un futuro más equitativo, de cooperación, de competencia, si, pero también de acuerdos, donde sin excepción habrá favorecidos y perjudicados, pero la idea es que se de vuelta la situación actual donde paga más el que más trabaja e irónicamente menos recibe. Inclusión, educación con valores morales positivos en casa y en la escuela. La pacificación, la sinseración y el abandono del deseo excesivo y nocivo de poder tal vez nos ayuden a ver, pensar y actuar de mejor manera antes que apostar por el apocalípsis, el caos; la falta de libertad en cualquier expresión.

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